Comencé a practicar artes marciales cuando era niña y, en el kung-fu, encontré la combinación perfecta de actividad, curiosidad y acondicionamiento físico. Más adelante incorporé el Tai Chi a mi práctica y descubrí la auténtica versatilidad de este arte. Entonces comprendí lo importantes que son la buena forma física, la flexibilidad y la coordinación para dominar sus movimientos.

Con el tiempo, el Tai Chi se convirtió para mí en una herramienta personal contra el estrés. Me permitió equilibrar mi exigente carrera en el sector IT con entrenamientos regulares. Sé lo que significa sentirse sobrecargada por el ritmo vertiginoso de la vida y los plazos constantes. Gracias al Tai Chi aprendí a integrar el movimiento consciente en mi rutina diaria, lo que cambió mi percepción del estrés y me brindó mayor calma y control en la vida.

• Kung-fu Shaolin
• Tai Chi